Poder delimitar su ámbito de responsabilidad es una cuestión esencial. Central en el aprendizaje de “saber decir no”, se trabajará en intervención. Utilizamos imágenes y recortes. Hemos visto a lo que podía conducir un mal sí, un sí que ya no tiene ningún valor, que parece más grava que diamantes: a ser pisado, por supuesto...
Las personas que experimentan este tipo de dificultad no se sienten cómodas con ella. Sienten que su valor no es reconocido.
Poner límites implica un riesgo de confrontación cuando no estás entrenado y tenderás a evitar.
Estratégicas cuando el contexto no es emocional, las tres etapas definidas por Giorgio Nardone corresponden a 3 niveles de dificultad:
- Ser capaz de decir su incapacidad para decir que sí: “Me gustaría decirte que sí pero no puedo”. Fractura de pierna, por ejemplo, u otra incapacidad que el otro pueda fácilmente oír y/o aprehender,
- Ser capaz de decir tus prioridades: “Ahora mismo, tengo algo más importante que hacer”. Niño enfermo, partiendo en una misión por ejemplo. A veces es complicado decir que tenemos algo más importante que hacer de lo que se nos pide...
- Poder decir: "Podría pero no me conviene". Es dar la posición, afirmarse. Realmente significa "Decido no hacerlo".
En todos los casos, lo principal es favorecer la relación y hacer entender a la otra persona que decir que no no pone en peligro la relación.