¿Cómo afecta la procrastinación a la salud mental y a nuestra vida cotidiana? ¿Cómo dejar de procrastinar? La procrastinación en un enfoque sistémico.
Procrastinación, ¿qué es?
El origen del término procrastinación proviene de las palabras latinas “pro” (adelante o a favor de) y “crastinus” (de mañana). También tiene su origen en la palabra latina “procrastinare”, que significa posponer, retrasar, prolongar, aplazar, bloquear o aplazar la ejecución de una tarea. Implica realizar una actividad distinta a la prevista y es sinónimo de ociosidad. La procrastinación implica evitar una tarea o posponerla para un momento posterior, a menudo no especificado. Por ejemplo, usted puede saber que necesita pagar sus impuestos o presentar su formulario de solicitud de pasaporte, pero no está haciendo lo requerido (¡e importante!), lo que por lo tanto implica la idea de evitar hacer lo que sabemos que debemos hacer. .
Podemos procrastinar de muchas maneras y nuestras estrategias pueden ser excepcionalmente creativas. La mejor definición de procrastinación es "retrasar una tarea inicialmente planificada, esperando sufrir como resultado". Todos procrastinamos de vez en cuando, pero en el mundo moderno también sentimos la presión de comenzar nuevas tareas continuamente. Reorganizamos los bolígrafos en nuestro escritorio, vaciamos la basura y navegamos por la web, mientras la fecha límite se cierne sobre nuestras cabezas como el hacha de un verdugo: la anticipación se siente peor que la tarea que estamos evitando. En la jerga de gestión hablamos de crear una plataforma de la que deberíamos vernos obligados a saltar, pero no lo hacemos. En realidad, nos abstenemos de actuar, como un tren que ha llegado y que ahora debemos tomar. Sin embargo, persistimos en usar bolígrafos, el bote de basura e Internet.
Estas son algunas características de la procrastinación:
- A los procrastinadores les resulta difícil empezar a trabajar en algo.
- Los procrastinadores se quejan de lo difíciles que son las cosas y de lo ocupados que están.
- Los procrastinadores generalmente no terminan lo que empiezan.
- Los procrastinadores tienen demasiadas cosas en la cabeza y en su lista de tareas pendientes.
Nuestra búsqueda de una actividad compulsiva e inútil que emprender o continuar nos da un escape, una razón para no comenzar lo que hay que hacer. La desventaja es que todo el trabajo inconcluso permanece en nuestro calendario y lista de tareas pendientes, lo que sólo exacerba nuestra incapacidad para comenzar la tarea necesaria. Esto también significa que en nuestro tiempo libre tendemos a obsesionarnos con las cosas que aún no hemos logrado y cuánto tiempo tenemos para liberar. Evitar la incomodidad de la tarea ahora es leve o severamente desagradable y, por lo tanto, ya sea que estemos ocupados o libres, no tenemos una sensación de satisfacción y por eso buscamos aún más placer postergándolo hasta que nos sintamos cómodos. Los procrastinadores reconocen que procrastinan, retrasan una tarea o decisión y retrasan continuamente el inicio o la finalización de una acción planificada.
Retrasando lo inevitable
La serie de acciones retrasadas o pospuestas da como resultado un resultado conductual imperfecto e indeseable para nuestro cerebro, lo que resulta en una alteración emocional. La procrastinación se está convirtiendo rápidamente en un tema de interés en muchos contextos profesionales, ya sea en finanzas (personas que posponen la solución de sus problemas económicos) o en salud (personas que retrasan su visita al médico).
En psicología, la definición exacta de procrastinación es objeto de mucho debate, pero los campos de la neurociencia y la economía del comportamiento ven la procrastinación como un retraso irracional, en el que uno pospone una acción cuando se siente peor a causa de ella. De acuerdo con nuestra neurobiología, las intenciones a largo plazo parecen generarse y observarse, principalmente en lo que se conoce como corteza prefrontal del cerebro. Estos impulsos pueden ser generados por nuestro sistema límbico, que es particularmente sensible a estímulos muy concretos, lo que sugiere una gratificación inmediata. El resultado es que pretendemos trabajar, pero posponemos las cosas cuando llega el momento y descubrimos que nuestras preferencias cambian repentinamente a medida que perseguimos tentaciones concretas más placenteras. Esto explicaría por qué la impulsividad es uno de los rasgos más fuertemente asociados con la procrastinación. Posponemos tareas con recompensas a largo plazo porque nos distraemos impulsivamente con tentaciones a corto plazo.
Procrastinación dudosa
Posponer la toma de una decisión en caso de conflicto o elección es completamente normal en la procrastinación. Las personas que evitan tomar muchas decisiones tienden a tener miedo a cometer errores y probablemente sean muy perfeccionistas. Estos procrastinadores buscan obsesivamente cantidades cada vez mayores de información definitiva sobre todas las alternativas disponibles (¡como si eso fuera posible!) antes de intentar tomar una decisión. La solución perfectamente razonada nunca llega. Los procrastinadores experimentan una profunda incertidumbre acerca de sus decisiones, se encuentran incapaces de actuar y continuamente buscan certeza antes de actuar. Este mecanismo, que conduce a la formación de una profunda desconfianza en las propias capacidades, tiene un efecto perjudicial porque sobreestima las capacidades de los demás o subestima las suyas propias. Este retraso en la acción se convierte en un aumento de la ansiedad, que los bloquea aún más. Repetir estas tácticas dilatorias sólo aumenta su vergüenza y su autodesprecio, lo que exacerba aún más sus sentimientos de impotencia e insuficiencia. Estos comportamientos suelen provocar que la persona sufra de baja autoestima y, finalmente, se vuelva crónicamente insegura.
Comportamiento de procrastinación
La procrastinación conductual es una forma de autosabotaje que permite a las personas culpar a los demás y evitar actuar. Los procrastinadores prefieren parecer como si les faltara esfuerzo más que habilidad. Su lógica se ilustra mejor con la idea de que "si nunca termino la tarea, nunca podrás juzgar mis habilidades". Su enfoque lleno de culpa y su incapacidad para lograr sus objetivos generalmente resultan en que el tiempo sea el culpable. La preocupación por los demás y por cómo pueden criticar o juzgar sus habilidades es primordial en sus mentes. No es raro que las personas que postergan las cosas se vean a sí mismas únicamente en función de sus capacidades y busquen continuamente construir una imagen y una autoestima de sí mismas sobre esta base. Sin embargo, el círculo cerrado en el que están atrapados se convierte en un círculo vicioso en el que la evitación conduce a la ansiedad. No tener éxito alimenta la ansiedad y la baja autoestima, etc.
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Autoengaño: “Trabajo mejor bajo presión”
Los procrastinadores pueden tener la extraña habilidad de subestimar el tiempo que llevará completar una tarea y pueden sufrir la ilusión de que tienen todo bajo control. La continuación lógica de este razonamiento es, por tanto, la siguiente: “no hay presión para empezar” ya que hay tiempo más que suficiente. En este punto, se invierte un esfuerzo considerable y generalmente excesivo para completar la tarea y el trabajo avanza. Este repentino aumento de energía psíquica y física los hace progresar debido a la falta de tiempo o recursos, dejándolos finalmente agotados, cansados y sin aliento.
Obstáculos para la acción
Un procrastinador puede enfrentar sentimientos de baja confianza en sí mismo y autoestima, como mencionamos anteriormente. El verdadero peligro también puede radicar en su insistencia en exigir los más altos estándares, porque no pueden aceptar que su trabajo no sea lo suficientemente bueno. Cuando las personas posponen las cosas, pueden insistir en alcanzar el nivel más alto de desempeño, a pesar de sus sentimientos generalizados de insuficiencia. Mis muy queridos colegas, los doctores Claudette Portelli y Matteo Papantuono (2019), han escrito un libro innovador sobre los aspectos compulsivos del placer y destacan el hecho de que el placer es también fuente de gran dolor. Demasiado placer puede inhibir nuestra capacidad de experimentar placer. La procrastinación va acompañada del deseo de realizar actividades y experiencias más placenteras, con el fin de distraernos del trabajo que tenemos por delante y que parece tan desagradable. Abrazamos distracciones como el placer de hacer algo agradable, tomar un café o ir a tomar una cerveza con un amigo. También puede tratarse del placer de resistir y tomar el control, lo que resulta en declarar a los demás o a uno mismo: "Lo haré cuando esté listo".
Referencias
Gibson, P. (2021) Las 12 trampas mentales más comunes. Libros de ciencia estratégica.
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