¿Cómo repensar la salud mental para evitar el estigma? ¿Cómo tener un enfoque sistémico de la salud mental?
Allanando el camino para un enfoque científico compasivo.
En el mundo contemporáneo, los problemas de salud mental están atrayendo cada vez más interés. Figuras prominentes de la política y la industria del entretenimiento están hablando abiertamente sobre su lucha contra la depresión y la ansiedad, y las estadísticas indican un aumento en los casos reportados de estas condiciones entre los adultos.
Sin embargo, en este contexto, es fundamental preguntarse si realmente nos enfrentamos a una epidemia de salud mental o si vale la pena considerar una perspectiva más matizada. El enfoque de la sociedad hacia la salud mental está en el centro de esta cuestión. La vida está llena de desafíos y es completamente normal experimentar sentimientos de infelicidad, estrés o inseguridad ante la adversidad. Los últimos dos años, caracterizados por el aislamiento forzado, la incertidumbre económica y la pérdida de empleos, nos han afectado a todos. Pero, ¿justifican automáticamente estas reacciones emocionales naturales la etiqueta de “trastorno” mental, como la depresión? Comprender la salud mental es una tarea compleja que aborda experiencias y comportamientos subjetivos, a diferencia de las anomalías físicas tangibles que se observan en otras ramas de la medicina.
Ciencia o retórica
La psiquiatría se ha presentado como una disciplina científica que se basa en investigaciones basadas en evidencia para comprender los problemas de salud mental y proporcionar tratamientos. Sin embargo, existen preocupaciones sobre el creciente predominio del “cientificismo” en la literatura psiquiátrica convencional. El cientificismo se refiere a la promoción de creencias que parecen científicamente creíbles, pero que tienden más a la retórica que a la verdadera precisión científica. Si bien la medicina basada en evidencia tiene como objetivo mejorar la toma de decisiones, la omnipresencia del cientificismo ha resultado en investigaciones sesgadas y la perpetuación de ciertos conceptos y tratamientos sin un respaldo científico sólido. Algunos críticos dicen que las compañías farmacéuticas y las fuerzas del mercado pueden haber jugado un papel en este proceso, socavando potencialmente la credibilidad de las prácticas basadas en evidencia.
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Orgánico y subjetivo
Uno de los principales desafíos de la investigación psiquiátrica reside en sus supuestos básicos. A diferencia de la medicina física, que identifica la causa orgánica de un problema para tratamientos específicos, la salud mental a menudo se basa en términos descriptivos como "ansiedad" y "depresión" sin resaltar una causa subyacente o una etiología clara. Por lo tanto, los diagnósticos psiquiátricos pueden describir síntomas sin ofrecer una explicación completa de sus causas fundamentales. La noción de cientificismo psiquiátrico perpetúa la creencia de que los diagnósticos psiquiátricos son tan verdaderos o iguales a los diagnósticos médicos, aunque carecen de las conexiones causales claras que se encuentran en otros campos médicos. En términos más simples, las clasificaciones descriptivas como la depresión o el TDAH pueden describir ciertos comportamientos, pero no brindan explicaciones claras de por qué ocurren esos comportamientos. Esto puede conducir a razonamientos circulares y argumentos que no pueden verificarse. Como comentábamos en un artículo anterior sobre la teoría del bucle de Ian Hacking, los seres humanos tendemos a adaptar descripciones vagas a sus experiencias, lo que en ocasiones puede conducir a un autodiagnóstico. En otras palabras, estas etiquetas se pueden aplicar a conductas, pero no necesariamente proporcionan una comprensión profunda de las causas subyacentes de esas conductas.
El impacto del etiquetado
Etiquetar a las personas con trastornos mentales puede ser perjudicial, como se describe en la teoría del lenguaje performativo. Estos pueden incluir estereotipos y términos estigmatizadores, que pueden dar lugar a etiquetas psicológicas sesgadas. El lenguaje negativo o restrictivo perpetúa los estereotipos y crea etiquetas dañinas que influyen en cómo los demás perciben y tratan a los individuos. La teoría del etiquetado en sociología sugiere que los individuos pueden internalizar las etiquetas que se les asignan y ajustarse a ellas, reforzando potencialmente ciertos rasgos debido a los aspectos performativos de la comunicación. El etiquetado puede eclipsar la comprensión y llevar a los individuos a adoptar la identidad de un enfermo mental, incluso si sus experiencias son completamente normales dada su situación de vida. Cuando los médicos siguen estas rígidas categorías lingüísticas performativas sobre la salud mental, se pueden crear trampas y las personas pueden comenzar a comportarse de acuerdo con las etiquetas que se les asignan. Esto puede conducir a un ciclo en el que las etiquetas se vuelven realidad debido a cómo las trata la gente, generando así una profecía autocumplida.
Una profecía anunciada
La forma en que hablamos de la salud mental puede influir en la forma en que la vemos, la experimentamos y la examinamos. Usar ciertas etiquetas para describir el estado mental de una persona puede tener consecuencias en el mundo real. Por ejemplo, si etiquetamos a una persona como "deprimida", puede comenzar a creerlo y actuar como tal, influenciada por cómo la tratan los demás en función de esa etiqueta. Este ciclo puede hacer que la etiqueta persista, incluso si no refleja con precisión las experiencias de la persona.
Ante estos desafíos, es importante abordar la salud mental de manera diferente. Las ideologías dominantes en torno a la salud mental plantean serios desafíos a los servicios tradicionales, más allá de cuestiones de financiación o acceso. Estas ideologías perpetúan la idea de que los trastornos mentales están muy extendidos y requieren un diagnóstico para ser tratados eficazmente, alimentando así una industria centrada en etiquetas psiquiátricas. Como resultado, estas ideologías se han filtrado en nuestra vida diaria, haciéndonos sentir como pacientes potenciales, distanciándonos de las emociones normales y haciéndonos creer que nuestras experiencias son signos de problemas profundamente arraigados en nuestra mente. Muchas personas pueden terminar viéndose a sí mismas rotas y necesitadas de reparación, en lugar de comprender que sus emociones son parte de experiencias humanas normales y naturales que requieren empatía, conexión y compasión.
El objetivo de un nuevo enfoque
El modelo actual de diagnosticar los trastornos mentales y proporcionar un tratamiento específico puede estar obsoleto y ser defectuoso porque corre el riesgo de descuidar la resiliencia natural que las personas demuestran ante la adversidad. Es fundamental abandonar la idea de que los trastornos mentales están vinculados únicamente a factores genéticos o biológicos, ya que no hay evidencia suficiente que respalde esta opinión. El objetivo final debe ser priorizar la observación de las relaciones que el ser humano tiene o desarrolla con su propia realidad y contexto social. Al centrarnos en las conexiones humanas y satisfacer necesidades básicas como seguridad, vivienda y empleo significativo, podemos comprender mejor lo que se llama la "epidemia de salud mental". Si bien es necesario desafiar el cientificismo, los cambios abruptos y apresurados podrían tener consecuencias no deseadas. La colaboración, el diálogo abierto y la atención inquebrantable a la evidencia científica auténtica, extraída de entornos clínicos del mundo real, están allanando el camino para que los profesionales de la salud mental evolucionen hacia un campo más compasivo y eficaz, ayudando verdaderamente a quienes lo necesitan.
LO ESENCIAL
¿Qué es la psiquiatría? El diagnostico operatorio
En lugar de partir de una idea fija de la naturaleza del problema, un diagnóstico operativo científico fomenta un enfoque flexible. Los médicos deben observar y evaluar de cerca cómo los diferentes métodos y tratamientos afectan el problema y el comportamiento de la persona. La idea central es “saber cambiando”. En lugar de confiar únicamente en teorías o nociones preconcebidas, los médicos se interesan activamente en el problema y observan cómo responde a diferentes tratamientos, tal como lo hacemos en la ciencia. Una de las principales ventajas del diagnóstico operativo es que enfatiza la resolución eficaz de problemas. En lugar de encerrarse en un diagnóstico rígido, el objetivo principal es lograr resultados positivos y satisfacer las necesidades del paciente. Este enfoque prioriza las necesidades y la situación únicas del individuo. Al interactuar activamente con la persona y evaluar continuamente su respuesta a los tratamientos, los médicos pueden pensar de manera más creativa y evitar verse limitados por etiquetas estrictas.
El diagnóstico operativo reconoce que cada problema es diferente y requiere atención personalizada, porque se expresa en el contexto de la persona en cuestión. Se trata de centrarse en el paciente y garantizar resultados positivos y el bienestar general de la persona. Este enfoque proporciona un marco flexible para el tratamiento de problemas psicológicos y de comportamiento. Se anima a los médicos a pensar de forma innovadora y permanecer abiertos a soluciones nuevas e innovadoras.
Referencia
- Cohen, C. y Timimi, S. (eds.) (2008) Psiquiatría bibliotecaria: filosofía, política y salud mental. Cambridge: Prensa de la Universidad de Cambridge.
- Gibson, P. (2023) Cuando estalló la burbuja: un nuevo enfoque para comprender y tratar la depresión. Libros de ciencia estratégica. (En prensa)
- Goffman, E. (1963) Estigma: notas sobre la gestión de la identidad estropeada. ISBN: 9780671622442.
- Gunnell, JG (1983) El cientificismo y el estudio de la sociedad. ISBN: 9780691630847.
- Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2013) DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición. ISBN: 9780890425558.
- Hari, J. (2018) Conexiones perdidas: Descubriendo las causas reales de la depresión y las soluciones inesperadas. ISBN: 9781632868312.
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- Watzlawick, P. (1984) La realidad inventada. Libros Norton.
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