Ante el cambio, observamos dos tipos de reacción:
- quiero o no quiero (quiero)
- Puedo o no puedo (habilidad)
Si cruzamos estos cuatro aspectos, establecemos una tipología de resistentes.
1° El colaborador:
Quiere el cambio, está motivado, tiene la capacidad y está comprometido con ello. Este es obviamente un perfil raro.
2° El oponente:
No quiere, aunque pueda. Dice que no porque es no. Este perfil se desarrollará más.
3° El impedimento:
Quiere cambios pero está bloqueado por incapacidades que habrá que identificar.
Pueden ser técnicas, relativas a la comunicación (no sabe cómo decirlo), o simplemente generar ansiedad (ámbito emocional).
4° El rígido:
Lo rígido es incapaz de cuestionar lo existente. Afirma que no se debe realizar porque es inútil, no mejorará la organización, tiene certezas. Los rígidos pueden entrar en crisis muy rápidamente.
En las empresas, los casos más frecuentes son los de opositores y personas a las que se les impide hacerlo.
¿Cómo resolver el caso de un oponente?
El oponente, como hemos visto, se niega a involucrarse en un objetivo a alcanzar: “¡no porque es no! ".
Una posible estratagema, como dicen los chinos, es “llevar al enemigo al desván y luego quitarle la escalera”.
En la medida en que el oponente es predecible, podemos revelarle la reacción que tendrá antes de que la exprese y por lo tanto se oponga.Otra técnica es utilizar el potencial de las personas que siempre ven “el vaso medio vacío” pero que, de hecho, a veces son proactivas.
En todos los casos, es absolutamente recomendable evitar a toda costa tratar de convencerlo porque, dadas las circunstancias, es emotivo, se resiste a cualquier argumento racional.